Martes 18 de julio de 2017, 13 horas. Leo en un diario digital que han hallado sin vida el cuerpo de José Luis Sánchez Paraíso en un garaje. Llamo a Antonio Sánchez. «Antonio. ¿Qué sabes?. -Lo mismo que tú. Me acabo de enterar y estoy llamando a Paquito pero no me coge el teléfono. Si me entero de algo más te aviso». Un escalofrío, un destemple sigue recorriendo mi cuerpo, que ya no volvería a coger su temperatura en todo el día. Como luego me decía Marce en el velatorio, «desde esta mañana tengo el cuerpo como destemplado». Y es que no es para menos. No sólo ellos estaban rotos. Por San Carlos Borromeo iba pasando medio atletismo salmantino y algunas muestras del atletismo nacional. Por allí pasaba Salamanca. Quizá, los más enteros sus familiares. Y es que es tal la grandeza de Paraíso que su marcha no deja indiferente a nadie. Una marcha que ha sido rápida, demasiado, tanto como lo fue él en su longeva etapa de atleta.
Cuando me enteré de la noticia ayer empecé a darle vueltas. Curioso. A mi cabeza vino la última fotografía que le hice, justo frente al Milagro de San José, donde hoy le daremos el último adiós. Caprichos del destino. Fue para una entrevista para la revista de la San Silvestre. Fue una nueva ocasión para que me contara algunas confesiones, para emplazarnos para contar todavía más. Confesiones de las que se pueden saber y de las que no, de las de la sonrisa picarona, pero siempre sincera, casi como la sonrisa de un niño, del que está disfrutando, dándolo todo. Volvía una y otra vez a la conversación Carlos, su gran amigo, su maestro, su segundo padre. Un referente para ambos. Ahora, los dos estarán juntos y a buen seguro que se lo estarán pasando bien, porque hicieron muchas cosas, pero también las supieron disfrutar, es algo que se llevan. Eso, el cariño de los suyos y el reconocimiento. Sería el momento de tirar de hemeroteca y recitar como un papagayo eso de fue tantas veces campeón de 100 y de 200 y récord de España manual…. e internacional por España,… y capitán de la selección española…. y responsable técnico júnior de la Federación Española, … y entrenador de atletas, … y entrenador de Míriam Alonso,… y tres veces olímpico… y preparador físico del Sol Fuerza,… y profesor en Maristas,… y en Montessori, y ….
Pero no voy a hacerlo. Porque yo tuve la suerte de conocerlo y conocer a Paraíso trasciende más allá de sus enormes méritos. Si me tengo que quedar con alguno es con el de que fue un salmantino universal, pero sobre todo, con que fue una persona afable. Es de esa estirpe de atletas -pienso que algo tendrá que ver que el maestro era periodista- que estaban allí siempre que los necesitaras y a la hora que los necesitaras. Que te perdonaban todos los errores, que te enseñaban, que tenían una palabra de aliento, que te contaban cualquier experiencia. En definitiva, que te trataban por igual. Él, Rosita, Marce,… prácticamente todos, por no decir las nuevas generaciones con Frutos, Ramiro o Yolanda a la cabeza. Hasta Agustín, quizá más reflexivo o el propio Antonio, más serio por su faceta administrativa posterior, han estado siempre ahí. Enormes atletas todos, Gigantes personas.
Pero Paraíso tenía algo especial. La edad, la experiencia, la forma de ser. Por hacer un símil -que quizá no sea el más acertado- pero que no me resisto a hacerlo, era como el alter ego de Carlos. Carlos era el poli malo y Paraíso el poli bueno. Un tío divertido, siempre con la sonrisa. Un grande que podría haber hecho de la altanería su bandera, pero que hizo gala siempre de su enorme sencillez y eso le hizo todavía más grande.
Por suerte, esa sonrisa se la ha sabido transmitir a sus hijos. Esos hijos que han tenido la suerte de tener un referente en un padre, pero que han sabido estar a la altura, sobre todo en ser grandes personas. Esos que ayer, incluso llenos de dolor, sabían sacar esa sonrisa para consolar a todos esos a los que la marcha de alguien de la talla de Paraiso deja un poco huérfanos, deja vacíos y deja rotos, porque va a ser imposible encontrar a alguien de su talla.
Si me permitís una muestra más de su grandeza. En esta selva que se ha convertido la prensa digital, donde los comentarios anónimos son una constante para criticar anónima y destructivamente y vilipendiar a diestro y siniestro, la marcha de Paraíso fue todo lo contrario. Se llenó de mensajes de recuerdo, de aliento y de cariño. Mensajes nominales, de viejos alumnos, de pupilos, de amigos, que quisieron recordar su figura. Hasta en eso fue grande, en llenar las redes de recuerdos y que todos esos recuerdos fueran buenos.
Yo me tendré que quedar con esos que me contaba de los Juegos Olímpicos mientras yo escuchaba embelesado. Me quedaré con su recuerdo echando la partida en la piscina de Carbajosa de la Sagrada. Me quedo con la conversación de la pasada semana. Me quedo son su amistad y con su sonrisa. Porque desde ayer, para mí ya es ETERNO.
Descansa en Paz Amigo.
Director de BiciRunSalamanca.com
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